Para mi pintar es un ejercicio hiper-sensorial. Es la manera en la que concentro mi atención en el momento presente, fijándome en las texturas, movimientos y ritmo de los brochazos, la pintura expandiéndose o el mar infinito de tonos de un mismo color. Así consigo, por unos momentos, abstraerme de la vida en un siglo saturado de imágenes, información y productividad; como si fuera un tipo de meditación. Por eso para mí es muy importante que ese momento presente se quede plasmado en el lienzo, y solo ese momento. Por ello todos los cuadros están pintados de una vez, en un momento concreto que queda ahi plasmado sin ser alterado más adelante cuando se seca el lienzo. Me gusta que la pintura me sorprenda; dejar algunos elementos al azahar. Por eso trabajo con pintura muy aguada, es como si la dejara actuar a sus anchas y pudiera tener una conversación con ella, ya que muchas veces las formas no las puedo controlar, y actúan como un punto de partida para crear el resto de la composición del cuadro. Los títulos son en su gran mayoría antiguos refranes españoles, o frases populares que reflejan algo relevante al momento en el que los pinté, o bien algo que me expresan cuando los miro una vez acabados por su composición, colores… Una composición exitosa es aquella donde he sabido parar de pintar a tiempo. Menos es más. Mis favoritas son aquellas en las que con el menor numero de elementos consigo que funcionen. También me obsesiona explorar los cambios entre semitonos de un mismo color. Las pequeñas diferencias no tan visibles a primera vista, si no a un ojo más observador.

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